marzo 16, 2009

La curiosidad mato al gato. Cuantas veces escuche esta frase. Sin embargo acá estoy, porque la curiosidad me consume por dentro y tengo la necesidad de saber, al menos una vez, lo que se siente y de que se trata todo esto. Todo mi cuerpo esta temblando, y no lo puedo contener. La misma sensación que uno tiene cuando hace algo por primera vez, algo malo o prohibido y la mezcla de miedo y excitación te superan... pero al mismo tiempo te llena de placer. Él esta sentado, adelante mío en mi cocina, esperando su té. Tiene esa sonrisa irritante, tan tranquilo y tan calmado al punto de incomodarme. Me mira mientras lleno las dos tazas, y desvío la mirada. No quiero caer, pero necesito saber. Cuando nos acercamos aquella noche, creí que no era algo en serio, si no algo del momento. Y ahora estamos acá, de repente, solos, en una situación en la que jamás me imagine iba a estar. Si sus miradas mataran, yo ya estaría sin vida. Las tiene clavadas en mí, y no las saca. Odio cuando alguien me mira tan seguro y con una sonrisa en los labios, convirtiéndome en algo predecible. Tengo que controlarme y no lanzar un suspiro de sorpresa, no seria apropiado. Quiero demostrarle que se lo que hago. Pero Dios mío, nunca me había sentido así de atrevida. Me pregunta si estoy nerviosa, no me salen las palabras. Amago a negar con la cabeza, el sabe que es mentira. Algo anteriormente me pudo conocer. El momento había llegado, ya no había vuelta atrás, el té se había terminado, y ahora simplemente era el momento de la verdad... debía conocer lo que él me estaba insinuando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SIN PARACAIDAS

Mi foto
Un poco de mi, de mi mundo, de mi espacio imaginario, de mis historias, de mi caprichos, de lo que me gusta. Un poco de mi vida, y un lugar para recordar de a poco cada uno de mis momentos.